LA ORACIÓN DE LOS PERROS (Poema)

Rabiosos
los perros juegan a ser jefes.
juegan a ser gringos,
se mimetizan en la jauría de la politiquería
y aspiran a ser iconos del tercer mundo.
Botan la baba por el dinero y el poder,
votan por otros caninos y toman cerveza alemana
en las perreras,
se reparten la suerte y a las cachorras
de los reinados del tercer mundo.

Son rabiosos,
los perros son rabiosos,
son rabiosos los perros
cuando doblegan virginidades y cuecen habas
en nombre de Dios padre.
Inventan plegarias patriotas y leyes de mancebía
que superan la razón.
Son rabiosos
con los que se guardan la rabia para después,
con los que la rabia les sirve de poco,
les sirve menos que morirse de mal de rabia;
y a veces lo logran.

Un día los perros rabiosos,
los jefes de las perreras les lloverán
blenorragias del cielo.
La rasquiña poblará el pequeñísimo y elitista
círculo de poder de los perros.
Los árboles huirán de la rasquiña.
Será tanta la epidemia que los hospitales de perros
irán a concordato,
los medicamentos genéricos
reirán al ver a sus gestores podrirse
con su invento.
Habrá protestas en la Javeriana y en la del Rosario.
Súplicas y melancolía de la fina en El nogal.
Coaliciones estratégicas con los terroristas
de la derecha democrática.
Los gringos prestarán más plata para la siguiente pandemia.

"son perros" –dirá, despóticamente, un periodista muerto
de la risa-
"Tienen rabia" - se leerá en el papelito, lacónicamente-

Los días pasarán rindiendo pleitesía a los meses,
los perros marcharán al cielo,
allá fundarán partidos políticos,
ley de bancadas,
reinventarán la miseria;
no contentos con eso exhibirán a la pobreza
como un avance civilista para mejorar
la calidad de vida de los que aspiran a ser perros
y jamás lo lograrán.
Porque no hay presa para tanto perro
ni cielo para tanto quejido
clamando por más presas para desollar.

Más perros seguirán
haciendo presión social
para que la sociedad tenga menos perros
para repartirse la perrera.
La rabia.
Las perras hermosas.
La sarna.
"Las corbatas" en la diplomacia.
La presidencia.
El corazón fiero de la perra más linda.
Las perras – mulas que inquietan a los gringos.
Los perros – mulas que extraditan a gringolandia.
Los que cada cuatro años
Se disfrazan de ovejas
Para descuartizar la perrera
En nombre de la patria.

Un ladrido
De lo más desconsolado y afligido
Para perros y perras
Que me escuchan desde la perrera.