Tengo miedo a morirme
Sin memorizar el motivo.
Le tengo pánico al olvido
Y al sortilegio de recordar
El rostro del país
En la lápida del arbitrio individual.
Le temo al lado izquierdo de la angustia
Y su disfraz profético,
A cansarme en medio del fracaso
Y no lograr la aureola del mediocre,
A caminar descalzo sin adjetivos
Prolongando la desmesura de la soledad.
Le temo al elogio más que a la ira,
A la loa mas que al rencor,
A la alabanza y sus tres mosqueteros sin pedigrí.
Tengo miedo a llorar
Sin cuantificar el rango del dolor
Y convertirme en un ser paradójico,
Patético ante la euforia de la mitad del corazón
Y confuso en la sinfonía de la vanidad de la otra mitad.
Tengo miedo de mí,
Al silencio de Dios cuando me equivoco
Y el castigo es mediato
E ininteligible.
Podría inferir la banalidad de lo predecible
Intentando el canon de la perfección;
Ser presuntuoso, teatral, envanecido,
Ególatra y memorable.
Aún así,
Los borrachos se orinarían en mis pies
Y las imprecaciones que recibiese
Serían subjetivas pero merecidas.
miércoles, 30 de abril de 2008
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1 comentario:
Oiga profe, usted es cruel a veces.
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