Social Icons

martes, 15 de julio de 2014

Y continuar vivos…
En estos días de Mundial de futbol, de la etapa final los diálogos de paz en la Habana y del recorte criminal que el gobierno de Juan Manuel Santos le ha hecho al presupuesto de Colciencias, el país sigue imbuido drásticamente en la parodia discursiva del amarillo, azul y rojo. Y eso está bien que ocurra.

En estos días en que los Alcaldes de los diferentes Municipios de Colombia acuden a medidas coercitivas, por tanto desesperadas, como la ley seca, el toque de queda o el día de la bicicleta por cuenta de un partido de futbol, porque es eso, un partido de futbol, el país sigue visibilizando la violencia y dándole la razón a los apóstoles del odio, porque los decretos que se firman indican que la educación que ofrece el estado y las instituciones privadas no ha servido para frenar la violencia de los festejos que propicia una victoria deportiva.
Históricamente las medidas de fuerza aparecen cuando la educación no cumple con ese estribillo final que se le ha endosado siempre, y que en general es más propaganda que realidades, la palabra mágica es integral.
Y digo que es un concepto intangible, porque en nuestro país da igual el desprestigio, la calidad o las pésimas condiciones educativas en que se forman las personas, pues de una u otra manera la mayoría hacen parte o son cómplices de esa masa amorfa que asiste a las caravanas para festejar el previsible resultado de un partido de fútbol. 

Los vándalos que le hacen daño a la sociedad y los bien-educados que se emocionan (y están en todo su derecho) por el mismo partido de fútbol, se enfundan en la camiseta de la paranoia y terminan convertidos en la misma cosa: un endriago tricolor que amenaza con tragarse a sí mismo, a nombre de  un coctel violento y venenoso: cohesión social (el futbol une), patriotismo (la tierrita es la tierrita) y las redes sociales (propaganda masiva gratis).
No es violento el futbol en sí mismo a pesar que es un deporte de contacto, pero al paso que va, correrá la misma suerte del boxeo, al cual le han quitado toda la propaganda masiva en la mayoría de los países del mundo por su terrible brutalidad, y solo se le puede ver en la televisión por suscripción.
Los actos brutales que ocurren en los festejos por la victoria a veces pírrica en un partido de fútbol es un golpe bajo a las instituciones sociales y educativas del país. Si los criminales ataviados de hinchas cometen acciones delictivas es normal, pero si los bien-educados son cómplices de estos hechos, participando de la misma comparsa, son iguales ante los ojos desprevenidos de un colombiano común y corriente. Y de hecho tienen el mismo porcentaje de responsabilidad en el desmadre que se provoca.
A nadie parece importarle y pedir que importe es una utopía lo que se juega en la etapa final de los diálogos en la Habana. En el imaginario obtuso de la mayoría la paz es una palabra sin significado concreto para nuestra sociedad.
Cuántos de los hinchas desenfrenados, patrioteros de una república platanera, participantes frenéticos de los festejos de un partido de fútbol, es eso solamente, entienden el sentido de las Ciencias para un país subdesarrollado. Cuántos de ellos saben con qué se come esa palabreja denominada Colciencias. Para qué sirve, a quién le sirve…
Mientras el proceso de paz es la única esperanza para abordar una convivencia eficaz y verdadera para la próximas generaciones de colombianos y Colciencias es el Instituto que ha de proveer de progreso científico y civilista a nuestros niños y jóvenes para siempre, la selección de futbol de James Rodriguez y compañía, le traerá beneficios económicos precisos a los futbolistas que están en Brasil, a los dueños de Cervecería Águila, a los propietarios de los pases de los jugadores y a los empresarios que venden y re-venden futbolistas como si fuesen mercancías de uso limitado. Eso está avalado éticamente por muchos.
Está claro que los resultados de nuestro seleccionado en el  Mundial de futbol para Colombia han provocado muchísimas alegrías y un número considerable de muertos y lesionados. Para los colombianos, según García Márquez, “un éxito resonante o una derrota deportiva pueden costarnos tantos muertos como un desastre aéreo. Por la misma causa somos una sociedad sentimental en la que prima el gesto sobre la reflexión, el ímpetu sobre la razón, el calor humano sobre la desconfianza. Tenemos un amor casi irracional por la vida, pero nos matamos unos a otros por las ansias de vivir”. Para qué sirve la educación, entonces…
Pues el estado al tomar medidas restrictivas de las libertades humanas para los partidos de la selección de fútbol visibiliza y le da etiqueta de importancia máxima a la violencia.

Los violentos han conseguido volver a una escena de la cual nunca se han ido. Se frotan las manos pues han derrotado a la educación: la buena y la pésima. Los violentos y sus propagandistas de algunos medios masivos de comunicación colocan a los des-educados y a los bien-educados en el mismo costal. El fútbol es la causa, el patriotismo es el persuasor y la verdad que es la educación no es una prioridad.

Giovanni Sartori lo dice con extremada claridad: “vivimos ahora en un mundo repleto de persuasores ideológicos para quienes la <causa> tiene prioridad sobre la verdad”. Que el partido de fútbol sea más importante que el recorte del gobierno a Colciencias o que la construcción de una paz duradera para todos, tiene que ver es con el sitial de incertidumbre que Colombia le ha dado a la educación. Y no se trata de dineros invertidos, que quede claro.

No se trata de David Ospina o Rodolfo Llinás…Pues en un país como Colombia cada uno de ellos ha aportado una cuota importante para estar en lo que estamos. Aunque creo posible ser racional, leerse 12 libros al año, celebrar los triunfos de la selección de fútbol… y continuar vivos.

No es imposible cantar el himno nacional, saber las recetas de Pekerman, madrear a los rivales, ingerir unas cervezas, arrodillarse al dios colombiano del futbol, no ir a la caravana, comprar o no comprar la camiseta… y continuar vivos.




  

No hay comentarios:

 
Blogger Templates