Social Icons

domingo, 15 de julio de 2012

(Poema 3)


SALMO 1963

La decencia no es la valentía
de los cobardes.
Es el gato que maúlla a la luna
y alborota las noches.
No es el calor en las sábanas,
ni la flor ofrecida,
ni tú impronta en la crema dental.
La decencia anda en los diccionarios pretendiendo
ser encarnada,
en las enciclopedias invocando
ser aprendida.
Transita pero no hay camino.

Un decente es un animal distinto.
Habla de todo.
Pone al derecho la vida.
Deja al lado del camino una sonrisa.
La melancolía iluminada.
La jauría de un beso
en el respaldo de tú retrato.
La arena dorada que reclama las excusas.
La decencia hace pis a cántaros
y las oraciones que recita
se venden menos que los panes integrales.

Un decente es un animal sin color.
Adora la soledad de las ventanas.
El rojo de la luna.
Los senos aturdidos.
La calle tocada por el fuego.
La audacia sexual en los cumpleaños.
La marginalidad de las heces de los perros.
La donación de las hojas muertas.
El romance de tú intimidad
con mi imaginación anegada.
Los decentes se ganaron la pereza de la luna
y la música de fondo está hecha con la piel
de lo clandestino.
El modus vivendi de un decente
está trazado por los sueños de la tinta
que insinúa el nombre
y la liturgia.

Vertiginoso salpica el tiempo el canto del pájaro
mientras el mármol del silencio
no acepta mi nombre en la lápida.



No hay comentarios:

 
Blogger Templates