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lunes, 21 de diciembre de 2009

YO TAMPOCO TENGO QUIEN ME ESCRIBA (Poema)

Una flor,
un te quiero,
el fuego desvalido
desandando las huellas de un beso,
la marca de los labios
en el cuello de la camisa.
La vida en las esquinas,
las derrotas una vez más
tocando el violín,
la excitación por verte,
los mordiscos en los confines del vientre,
la vida más allá del ombligo,
los ojos entrecerrados,
la espera.

Observar el mundo
debajo de ti
cambia la perspectiva del sudor,
el aroma del cabello
cayendo en mi rostro,
la hondura de la espalda
y la fuerza de la sangre
cambia lo cóncavo por lo convexo,
la piel resbala en el calendario,
los números sobran,
los movimientos son verticales,
la vida se reúne
más allá del ombligo.

¿Importa?
Hoy la vida está
a la vuelta de los gemidos.
Los gemidos de aquella vez.
Los que derramaron la razón.
Custodiados de borbotones de felicidad,
momentánea, es cierto.
Humedecida en la calle y en la lluvia.
La vida es una casa llena de globos azules
que se fugan.
De la almohada y sus señales
incitando los jadeos.
De la risa y los rencores
acallados por el dedo en la boca
que ocultan la coincidencias.
El borde de la oreja extraviado en la lengua,
El adiós sin la música de la palabra.

¿Espero?

Esperar el lado efímero
de tu cuerpo,
equivale a la devoción íntima
más allá del ombligo,
a inventar lo que no ofreces,
lo que te niegas,
la alegoría de tu piel
gritando mí nombre,
mi nombre asido a la raíz de tu cabello,
al lenguaje de tu espalda
y a los códigos del olvido
que ni entiendo ni obedezco.
Sólo espero.
Mientras las hojas secas vagabundas
convierten en mierda lo que ya no puedes darme.

Sin embargo, esperar es una de las tantas
¿Maneras de vivir?

1 comentario:

Anónimo dijo...

NOO! Que poema tan tan tan hermoso. Lo sensibiliza a uno. Un beso.

 
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