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sábado, 24 de marzo de 2012

ES TARDE DE ÁNGELES (Poema)

En la punta de la flecha ardiente laten los besos y el desdén.
En la balada del pájaro habita el centinela de las promesas y los adioses.
En las cavernas del olvido se acurruca el des-varío de los recuerdos y un Dios que no re-conozco.
Escoge la brisa que se escurre de la melancolía y acúnala en tu regazo,
Escoge el dolor de la despedida y abrígala con el más estúpido de tus llantos,
Escoge la parte más inexperta del corazón y engáñala con un beso portentoso.
Hazlo: es tarde de ángeles.

En la ira del viento se atan los infames vaticinios del amor y las espinas.
En el diamante de los silencios posa la liturgia de tus verdades y mis no-creencias.
En el rio de las diatribas navega un barco taciturno que pregunta por el calor de tus manos y por las mentiras que no dije.

Elige la palabra sin tono y la fragancia de los te quiero.
El camino que no termina, en las rosas ajadas.
Elige la ventana sin la guitarra y la aventura anegada en los sinsabores.
Hazlo: es tarde de ángeles.

O, quédate, ahí, sentada,
Talvez esperando que alguien te invite a un café,
Y este te sepa al incomprendido aleteo de los ángeles.

lunes, 19 de marzo de 2012

LA ECUACIÓN DE LAS LÁPIDAS (Cuentos)

Érase un país que exhibía la gloria no solo de ser el mejor vividero del mundo, sino que tenía en su interior a los seres humanos más felices sobre la faz de la tierra. La propaganda hablaba de dos mares pródigos (bueno eso era de lo más real), de cordilleras inmarcesibles y ríos de racamandaca, de las mujeres más preciosas del mundo, más encantadoras que las venezolanas; y ser, sin acudir a los espejos retrovisores de la miseria: la democracia más civilista del hemisferio. El país se localizaba en la arista circunstancial de la cabeza del gigantesco mapa y era presidido por una especie de Mesías sacado de un manual fundamentalista, que servía de guía espiritual, política y social para gobernar al feudo. Ciertamente que el país siempre tuvo poca fortuna para el cargo. Allí habían administrado Julio Cesar el fanfarrón: forjador de la ley de exterminio, la cual le aportó al pequeño país por lo menos doscientos mil muertos de todas las pelambres. Andrés el pusilánime: creador de una legislación tributaria famosísima que convirtió en cuatro meses a los ricos en millonarios, a los medio – ricos en pobres, a los pobres en miserables y a los miserables los sumergió por debajo de la línea de desgracia. Y, Álvaro el Mesías: proyectista de toda una maquinaria de muerte, destrucción y obnubilación que mantiene a las personas con las mentes colapsadas, pensando idiotamente sí siguen al nuevo “Dios” o afrontan el infortunio de seguirlo a sabiendas que da igual la dolencia o la sanación.

El Mesías sabe regir, quien lo duda, observen porqué: le pregunta con voz calmosa a su áulico preferido. sacudiendo con distinción de pasarela la cabellera negra. le inquiere con impaciencia. Ya en la cara se le advierten suficientes pecas rojas que revelan lo mal que duerme, el ridículo sexo que practica y la perpetua genuflexión que le produjo profusas diarreas cada que se arrodilla a los gringos. . Pachito termina de matizarse las uñas de la mano izquierda y empieza a consagrarle tiempo a las pestañas. El mesías lo contempla y da por descontado que el informe de Pachito es como los demás: ficción pura pero creíble. El mesías es un “duro” para poner la cara a los dilemas: cada que Pachito programa una fiesta en el palacio e invita a los de su calaña, él como jefe debe iniciar la pantomima con la primera “cosa” que parezca mujer. Pachito le reconoce ese tipo de gestos y se le escucha comentar: Pacho acaricia a un joven de cabello largo en la mejilla sonrojada e intenta asegurarse una noche de maravilla, la propuesta “rosa” no se percibe pero se presume. La melodía de Juan Gabriel suena sumisamente. Los funcionarios danzan con jovencitos y los pretenden persuadir con becas en el Externado y en la Javeriana para que pierdan la candidez con ellos. El mesías se inquieta, mañana es otro día, afuera 42 millones de seres comunes y corrientes serán dominados, como en los últimos 4 años, por una caterva selecta de eruditos cuyo quehacer substancial es inventar guerras para que el gobierno trabaje, capitalizar las guerras para que haya riquezas, coleccionar los héroes sea del bando que sea y proveerles las atribuciones; fabricar la pobreza que consienta los votos, henchir las estadísticas de pobres, entre más haya mejor, los pobres provocan solidaridad colectiva y empréstitos impagables, préstamos que sufragan los mismos pobres con su sangre; con la sangre de los más pobres, y estos a su vez empeñan a los que burlan los preservativos y concursan para la lotería de la miseria, y se la ganan acertando los siete números y el orden absurdo de los números; con toda esa fatalidad de manipulaciones se la ganan. Pero los doctores del mesías son unos berracos, todo mundo lo dice, los eruditos hacen lo siguiente: mienten a la gente, la gente ve mucha televisión, la tele es como la droga, como la religión, como el fútbol; engendra risa, regocijo, distracción, es una tramoya; en el circo hay hazmerreíres, los payasos simulan, los doctores del mesías no; el pavor aparece, los muertos no tienen vacaciones y son del mismo equipo, no del equipo del mesías ni de los doctores; las viudas abrazan al mesías y gratifican por la exactitud de las balas ordenadas por el mesías en los cuerpos de sus héroes; el mesías lleva flores y arengas, traslada el féretro, besa a los huérfanos y les asegura un carnet del sisben para que se mueran tarde o temprano en la puerta de un hospital público, los remite al SENA para que hagan un cursito de panadería y formen parte de la legión de frustrados laborales que anuda sudores a la desdicha colectiva. Pachito en cambio riñe con todos los que no cooperan con su ambición por convertir al mesías en el número diez de su equipo, para tales efectos; se le introduce al mesías en la alcoba nupcial, le esboza las posibilidades del movimiento gay de cara a la modernidad de las sociedades, le habla de pomaditas suavizantes, de vainas del mejoramiento de sus pompas mediante cirugías sin dolor, que los labiales rojos le combinan con sus gestos paternalistas, que los hilos dentales con esencias de mandarinas son envidiados por el primer ministro francés; le habla de las fragancias que trajo de la India para incrementar los niveles de libido, de la suerte comprobada de los maricas con respecto de las decisiones electorales de un pueblo falto de afecto; le reclama con lágrimas por la evidente preferencia que el mesías le demuestra a las mujeres de vez en cuando; cuando Pachito lo “suelta”, le exige un semental de linaje italiano para los viajes a Cartagena con EPS y pensión vitalicia con mesada digna, mitad mucamo, mitad lo que sabemos; o sino la carta de renuncia va porque va. piensa, el mesías. Pero, el mesías está en éste cuento no es para atender las confidencias desafinadas de su perro servil, él es un mesías, y los de su ralea se enteran pero no atienden, regañan a los que critican y satanizan a los que auscultan a espaldas de su perorata de mayoral intemperante ; escuchan a sus rodillas que se inclinan, a su cerviz que se ofrece; los razonamientos no le sirven, los argumentos lo usan los que no tiene capital, son heredad de los inteligentes, un mesías solo solicita un pueblo optimista y radiante; una selección de fútbol que venza en un partido cada 8 meses y después pierda el resto, un par de músicos de una popularidad trivial, unos cuantos contradictores de la izquierda que funden algún nivel de anhelo para el pueblo, un par de víctimas del mundo intelectual que hayan defendido sin tino alguno los derechos humanos, algunos carros bombas para echárselos a la insurgencia o a un desafortunado “accidente” de las fuerzas militares; ahí está la platica para las recompensas y las indemnizaciones, unos viajecitos cada dos meses a los países ricos para seguir aprendiendo el oficio de la muerte y las variadas formas de negociar la dignidad, una venta integral de las empresas públicas a los forajidos de las multinacionales, varios impuestos que provoquen sollozos y sacrificios ineludibles del estrato uno, ¿aún existe?; prorrumpir en la radio suplicando con autoridad la contribución necesaria para los más desarrapados; la iglesia en eso es cómplice, todo el tiempo nos ha secundado en el ejercicio de la tiranía; los deportistas con su cerebrito envanecido por el éxito buscan camisetas y las subastan a los estúpidos, afortunadamente las factorías de estúpidos están en plena actividad, todo eso le da resultado a un mesías que se respete. Pero cualquier día Pachito llega gimiendo a palacio y le anuncia, con voz trémula, que el país se está trastornando. pregunta sorprendido el mesías. Contesta Pachito, arreglándose la pañoleta multicolor, un obsequio reluciente de la primera dama de los Estados Unidos Contestó el mesías fuera de control. Le refunfuñó Pachito desencajado. Preguntó el mesías eufórico, por no decir que alucinado. Le recordó Pachito. <¿Y ese fulano existe de verdad, él es más que el mesías, contéstame Pachito?, luego ese no es un subterfugio del vaticano para subyugar a los pendejos; ¿contéstame?, a mi se me dijo que yo era la panacea y la esencia, para eso me eligieron, para adjudicar, para limpiar; luego Dios no debe ocuparse de los países normales, ¿Pachito cuándo llega el tal Dios?, dile al genera Preteltl que disponga de toda la fuerza pública porque aquí se va repetir Troya> Pachito contempló a su jefe y se dio cuenta tardíamente que ocho años en el poder lo habían envilecido y le dispuso mentalmente una respuesta inexcusable para el momento. Respondió el mesías mirando por la ventana a ningún lado. Acotó Pachito mientras dejaba ver la vigésima cuarta liposucción a través de la transparencia del camisón de noche.

Pensó el mesías. Maldigo los muertos que no he matado yo, están aun en el vientre de alguna optimista enamorada de la vida, que le caigan maldiciones a mis enemigos, no conciben que yo estoy aquí para eso, injurio a la izquierda, me hacen ver como protervo; perverso quién intente ser peor que yo, tendría que ser hijo mío, tengo dos ojala hagan el curso; denigro a éste país por no dejarse arruinar más de lo que está; yo debo ser criticado sino he sido capaz de liquidar lo que me confiaron; para que quiero más poder, el poder solo sirve para odiar a los que no conozco y simular frente a los que hacen cola para ser vasallos; soy un mesías, ellos necesitan un mesías como yo, un mesías para que las encuestas encubran la miseria, un mesías para la propaganda farsante de la televisión, de esa que degluta el pueblo con zozobra, superior a Stallone; incluso, salvando el umbral de la omnipotencia, con librito propio para incitar las creencias paganas , con un rebaño bien entrenado para las próximas elecciones; obvio que los mesías son vulnerables, pero quién descubre el talón del Mesías, para eso están los funcionarios, los burócratas son la debilidad, son unidades desechables abortados por las democracias, si algo pasa fue un doctor; carne para la prensa y para nuestros opositores, tan necesarios los enemigos, ¿cierto?, entonces, métalo en una cárcel un par de mesecitos, déle un cargo de “corbata” en la diplomacia, Pachito mándelo de asesor de nada para cualquier ministerio, <él es bueno mesías>, riposta Pachito; no importa el pueblo quiere trofeos, así sea de sangre azul: entréguelo, ese es un héroe, para eso viven; <¿mesías y la familia del héroe?>, no escucho nada Pachito, las goticas para el oído ya no me sirven para un culo, ¿mesías el doctor puso ochenta mil votos en la campaña pasada sin acudir al dinero legal?, Pachito transparencia ante todo, no lo olvides, este es un gobierno que no perdona la corrupción; ¿mesías el doctor que si puede hablar con usted?, Pachito déle mis saludos y que se entienda con la fiscalía, que delate a otros funcionarios y que el respaldo del gobierno no puede hacerse público, que comprenda, búsquele un empleo a uno de los hijos, que lo manden de cónsul en alguna ciudad de Costa de marfil, de esas que no aparecen en los mapas y nadie sabe pronunciarlas, y si no quiere; entonces expúlselo del partido con un show en los medios y con una imputación, ¿cuál sería?, paramilitarismo, esa es buena. Pachito, cuídate de ésas amistades, uno no sabe cuando se mete en un problema, Pachito acuérdate que tenemos una vacante en Afganistán, espero que no sea para ti. Pachito cambió de color y se soltó la bufanda verde oliva, empezó a sentir hastío y padecimiento en el cuerpo, la lealtad no era propiamente uno de los fuertes del mesías. Pensó Pachito con desaliento pero en voz alta. Volvió a pensar Pachito, sin encontrar muchos epítetos para su destino, mientras se retocaba los labios con un violeta encendido. El mesías del cuento existe. Existe, porque la estupidez ocupa alguna neurona y hay muchas neuronas. Pachito también existe. Hoy está en Afganistán deleitándose con las mieles de la diplomacia y de varios novios afganos. El mesías en cambio no está en el exilio ignominioso, sigue aquí, enquistado, no se borra; mientras haya miseria, el hambre transite por las calles, la educación sea algo suntuario e inútil, los muertos pugnen por las balas merecidas hasta para la anhelada resurrección, los vivos presencien el sepelio de sus herederos sin poder defender la estirpe; mientras Juan Manuel, el hermano de Pachito, piense que él tendrá su propio mesías y la viejita desdentada, resguardada en la pobreza invoque al mesías para que la saque del trance, él vendrá; vendrá por la sangre azul de Pachito y de Juan Manuel, por la sangre roja de la viejita; alguien llenará los tarjetones electorales para que haya más Pachitos y Juan Manuel y viejitas desastradas, y mesías ávidos de sangre; habrá mucha sangre debajo de las lápidas, encima de las cordilleras, en las olas de los mares de película, en las sonrisas prefabricadas de las majestades que nunca ganan, habrá sangre de optimistas y de felices; lo mas seguro es que sucumban felices, felices de que sea el mesías quien hale el gatillo, igual que a Pachito, Juan Manuel y la viejita desdentada.

La felicidad se desligó sin mayor esfuerzo de la alquimia secular, se notaba eufórica, vestía de pilonera, maquillaje moderado para la diatriba y la parodia, sonrisa de presentadora de magazín y una silueta solo comparable con Ana Sofía Henao. Tomó vuelo sin retorno hacia un país del sur. Su equipaje era superlativo, sus recetas infalibles, su destino: fraguar lápidas.
 
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